Antes, vivir del freestyle era impensado. Tuvieron que pasar décadas para que pueda realizarse un evento de freestyle que sea rentable económicamente. Es sabido que desde hace ya varios años el freestyle comenzó a volverse popular, y a partir del 2015 ó 2016 la cosa se puso seria.
Empezamos a ver eventos donde se vendían miles de entradas, teatros y salas llenas. A partir de ahí empezaron a surgir las primeras figuras del movimiento; algunos competidores pudieron darse el lujo de dejar sus trabajos y comenzar a dedicar el total de su vida al freestyle. Empezó a serles rentable. Obviamente esto solo estaba al alcance para los mejores. Se contaban con los dedos de las manos. Tenías que estar en la élite máxima.
Con la llegada de FMS y la profesionalización del freestyle esto empezó a crecer cada vez más, y de a poco se fue formalizando la situación.
Hoy el freestyle se convirtió en una industria, eso es un hecho. Y como tal, se nutre de muchísimos ámbitos.
El pilar central está en los eventos, la forma históricamente convencional de negocio dentro del mundo del espectáculo. No solo cobran los artistas, sino que al hacer un evento hay toda una maquinaria que se enciende: productores, sonidistas, camarógrafos, técnicos, choferes, seguridad, catering, y la lista sigue. Al fin y al cabo, toda esa es gente que está viviendo directa o indirectamente del freestyle.
Pero con la masificación de las competencias se empezaron a abrir muchos caminos. Por ejemplo, ahora hay muchos medios periodísticos que se interesan en el freestyle y les es rentable hacer prensa sobre las competencias. De a poco van formándose periodistas especializados y corresponsales que dedican cada vez más tiempo a la cobertura de batallas, que también aumentan cada vez más. Hoy en día podemos enterarnos de las noticias más relevantes del universo competitivo en las portadas de Billboard, Rolling Stone u Olé.
Por otro lado, tanto las competencias como los artistas en forma particular se están convirtiendo en cultura popular, y empiezan a vender merchandising. Remeras, gorras e indumentaria de todo tipo. Otra vez, una industria por detrás y el negocio que se agranda.
Y no es solo merchandising, porque hoy el alcance de las competencias y los artistas es tan grande, que genera opinión y marca tendencia. Los artistas se convirtieron en influencers.
Como influencers, tanto artistas como organizaciones se ven involucrados en campañas de marketing, sponsors, y demás promociones. Incluso empiezan a aparecer diseñadores de moda e indumentaria que fabrican productos específicos para determinados artistas.
En paralelo a todo esto, el rigor competitivo exige que poco a poco los competidores se terminen convirtiendo en Atletas. Y todo atleta necesita sus cuidados para mantener su rendimiento. Tenemos managers, asistentes, preparadores físicos y mentales, psicólogos deportivos, y un gran número de profesionales que van paulatinamente integrándose a la enorme industria del freestyle.
La generación de contenido también es uno de los pilares fundamentales de la presente industria de las competencias, y en los últimos años ha crecido de forma impresionante.
Empezamos a ver a pequeñas y grandes cadenas audiovisuales (como HBO, NETFLIX o la TV PÚBLICA ARGENTINA) involucrando al freestyle en sus programas, o incluso haciendo programas con la improvisación como núcleo central. Pero tampoco es excluyente pertenecer a una gran cadena: hoy por hoy, con pocos recursos técnicos y una pequeña inversión, puedes filmarte y hacer contenido desde tu hogar.
Cientos de canales de YouTube y Twitch hoy se dedican de lleno al contenido de batallas, ya sea compilando, analizando, reaccionando o haciendo humor. Cada vez son más las cuentas con millones de suscriptores y millones de reproducciones, y estas plataformas permiten a sus usuarios vivir (y en algunos casos vivir muy bien) de sus contenidos.
Hay un ecosistema de trabajo que se está construyendo en torno al freestyle, así que no hay excusas. ¡La imaginación es tu límite! En un área donde cientos de miles de personas se suman diariamente a consumir freestyle, las posibilidades son infinitas. El terreno está más fértil que nunca.
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