Cuando hablamos de freestyle, al menos de freestyle moderno, debemos hablar de Sergio Castro, Chuty. Esta disciplina ha crecido de forma exponencial y paralela a la evolución del madrileño.

Chuty – FMS España J6. PH: @pabloberd
Quizás fue en 2005 cuando todo empezó a cobrar sentido con respecto a las batallas, sin embargo, es a partir de 2013, y con el permiso de nombres como Teko, Noult y por supuesto Piezas, cuando la línea de expectación, competitividad y espectacularidad ha ido in crescendo hasta llegar a este 2020.
Sin embargo, siendo justos, debemos recordar que el Chuty de 2013 no es el Chuty actual, ya que ha sido el competidor que mejor ha sabido adaptarse, junto a Skone, a lo que el público, la competición y el propio movimiento ha ido reclamando en cada momento.
Para entender al rapero debes entender primero a la persona y Sergio Castro es el mayor ejemplo de ello, puesto que ha demostrado saber integrar dos elementos que pueden verse contrapuestos en otras latitudes del mundo: crecer y vivir en un barrio que en México llamarían “pesado”, como es Vallecas, y una formación universitaria. Esto, que puede parecer baladí, es importante saber observarlo en las batallas, y como su evolución personal ha ido dirigiendo su evolución profesional.
Sus primeras apariciones se remontan a 2008. Durante estos primeros años podemos observar a un Chuty con rimas menos elocuentes, pero con una capacidad innata para clavar punchlines cada 2 barras (estilo muy común durante esta época).
Sin embargo, fue en el año 2013 cuando el freestyle y Chuty comenzaron un camino análogo que se mantiene hasta hoy. En distintas competiciones, Chuty demostró que una nueva era había comenzado: puchs tras cuatro barras sin relleno en lo que podemos llamar un setup perfecto, coherencia en minutos completos, doble tempo, y por supuesto, respuesta tras respuesta hasta completar su participación. Entre otras muchas batallas, podemos destacar sus enfrentamientos contra Dtoke en Madrid Urbano de 2014 o la Batalla de Exhibición Beat Ground en Burgos en 2016 versus Aczino, de la que podemos rescatar barras como con la que el vallecano cierra una de las rondas: “¿Sabes todo de mí? Pues deja de rapear, que te pongo a dirigir mis cuentas de clubs de fans”.
Cuanto más crecía el free, más crecía Chuty y su registro de skills parecía inagotable. Sus batallas eran una muestra de qué hacer en cada momento y ante cada rival, pero ¿le faltaba tiempo en batallas para demostrar qué y cómo ejecutar cada técnica?
Con Chuty dominando el territorio nacional y parte del internacional, en 2017 nacía la Freestyle Master Series, una competición que hacía de las batallas una experiencia más versátil y mucho más completa. Se instauraba en el circuito profesional un formato de batalla que recogía una serie de pruebas que ayudarían a demostrar los registros de cada MC, además de su tenacidad e ingenio. Supuso un despliegue de posibilidades para que los artistas pudiesen demostrar cada una de sus actitudes, y en esto el madrileño es casi único.
La participación de Chuty en estas tres temporadas de FMS se puede considerar como el culmen de la regularidad y el control de las situaciones, utilizando las herramientas necesarias para imponerse a sus rivales año tras año, tal y como demuestran sus resultados en la competición: 26, 24 y 25 puntos sobre 30 posibles en los años 2017, 2018 y 2019 respectivamente. Así pues, y como podemos observar, Chuty está hecho para la FMS y la FMS está hecha para Chuty, manifestando su constancia y talento, tal y como demostró en la batalla que decidía el título del campeonato de 2019 vs Bnet.
En resumidas cuentas, el mundo de las batallas actual es tan grande como Chuty y ese peso parece ligero sobre la espalda de un MC que ha hecho de su recorrido la biografía de un movimiento.
Artículo redactado por Sergio Santos Páez miembro de la Urban Roosters Army