Con el avance que estamos teniendo en el circuito de freestyle es difícil no hablar de la consolidación de este como un deporte y como un arte, ya que es una disciplina de literatura oral, y en este se emplean la teatralidad, la puesta en escena, y distintos flows musicales entre otras más habilidades usadas en otras disciplinas catalogadas como arte.
Pese a esto, mucha gente se resigna a llamar arte o deporte a las batallas y al freestyle. Además también se sufre de ridiculización por parte de público ajeno a este mundo que, al igual que a quien no le gusta el fútbol -y dice que es un enfrentamiento 11 contra 11 por meter un balón en una portería-, expone que las batallas se descalifican diciendo que son enfrentamientos entre dos personas insultándose, algo que suele escucharse en personas con poca información sobre las batallas.
Tenemos que saber diferenciar entre batallas y freestyle. El freestyle como tal es lo más próximo a la concepción artística y las batallas a la expresión popular de este arte. El freestyle se diferencia de otras expresiones artísticas por su espontaneidad y creatividad, aunque la improvisación ha sido usada desde hace muchos años en el teatro o en la música, esta le da una mayor importancia a lo que se realiza ya que aumenta la dificultad en la ejecución.
El freestyle guarda muchos aspectos de la poesía improvisada, sin embargo, se diferencia en varios factores, como son el publico, la búsqueda de una coherencia y de una métrica específica. El público es uno de los factores que más interviene por como afecta directamente a los participantes y la coherencia lo aleja de lo abstracto de la poesía y lo hace mas accesible.
Aczino (izq.) y Wos (der.) mostrando su respeto en una batalla.
El freestyle como expresión artística tiene más libertad creativa que una batalla, y por tanto está más cerca del arte que las batallas. Mientras que un freestyle con objetos estaría a mitad entre freestyle y una batalla. Estos retos con palabras, temáticas u objetos nacen de la necesidad de demostrar la improvisación. Estos ayudan a la creatividad y los alejan de la forma de rapear instintiva que sí se da por ejemplo en una ronda a sangre. El objetivo principal es demostrar a todo el público que lo que están presenciando es pura improvisación, ya que de esta manera todo cobrará una mayor importancia debido a la gran dificultad de improvisar.
Las batallas llevan al ámbito competitivo el freestyle. En estas se tiene como objetivo situarse por encima del rival. Tienen más componente deportivo que artístico ya que es una lucha contra tu adversario por ganar y hacerlo mejor que él como sucede en los demás deportes. La puesta en escena, los juegos psicológicos forman parte del enfrentamiento y forman parte de las batallas. Además, cada vez las competiciones se tratan de valorar mejor para profesionalizar lo que bajo mi punto de vista debería de ser considerado por todos como un deporte.
Chuty (izq.) y BTA (der.) enfrentándose en batalla.
La mayoría de los medios de comunicación actualmente y en el pasado han dificultado la percepción del freestyle y las batallas por la gente ajena a este mundo, estos suelen no darles el valor que se merecen y en algunos casos llegan a intentar ridiculizarlas, algo que no ayuda a que gente que no tenga conocimiento de este mundo se interese por él.
Un freestyle libre tiene mas parte del autor que una batalla, ya que cuantos más estímulos se tengan menos parte del artista tendrá, aunque las batallas tienen un gran porcentaje del MC, el uso de objetos, palabras, temáticas creo que es necesario para llegar a considerarse un deporte donde se aprecie la dificultad, la improvisación real, que haya también una mayor variedad y que todo esto llegue a conjuntar algo muy atractivo para el público.
VERSO
Artículo redactado por Domingo Martínez, miembro de la Urban Roosters Army.