Por: Adrián Ruiz (@adr1_98)
Como bien sabemos, el freestyle es un arte que depende de días, de momentos. Esto lo hace tan bonito como impredecible, aunque en ocasiones, también difícil. Esta dificultad llega, sobre todo, cuando una racha negativa se ceba con un competidor, quien suele entrar en un bucle de pesimismo que lo invade. Sin embargo, no hay mayor satisfacción que lograr salir de esos continuos resultados negativos. Esta sensación la pudo sentir Tirpa tras la finalización de la última jornada de FMS España.

El malagueño no estaba viviendo su mejor año en lo que a FMS España respecta (fue subcampeón nacional de la Red Bull Batalla). Tras haber rozado la gloria con los dedos en la anterior FMS Internacional, donde logró un meritorio segundo puesto, Tirpa no ha logrado encontrarse a sí mismo durante esta temporada.
Quizá por la presión de ese subcampeonato, por problemas ajenos al freestyle, o, simplemente, por una mala racha, el malagueño no conseguía despegar en la clasificación. De hecho, tras su victoria en réplica contra Sawi Elekipo en la jornada 3, Tirpa no había vuelto a conocer la victoria. Las derrotas directas contra Sweet Pain, Zasko y Gazir y en la réplica contra Blon, hicieron mella en el andaluz, quién estaba pasando por su peor racha en el formato desde que debutara en la temporada anterior.
En FMS Bilbao, Tirpa se enfrentaba a una prueba de fuego. Su rival era Hander, un rival directo por evitar el descenso. Una derrota suponía alargar su racha negativa y ver la salvación a años luz. Sin embargo, el malagueño sacó esa garra que le caracteriza, la agresividad de Rocky, y nos mostró al Tirpa de las grandes noches. Se alzó con una victoria que significaba mucho más que tres puntos. Un triunfo que se traducía como un cambio de dinámica, de actitud, y una ola de optimismo.
De esta manera, el subcampeón de FMS Internacional logró salir del descenso directo y comienza a soñar con la permanencia. Sin lugar a dudas, las tres jornadas restantes las afrontará desde otra perspectiva, con la sensación de haber podido sobreponerse a su peor momento y con más energía que nunca. ¡Mucha suerte, Tirpa!